De madrugada, tras comprar algo de comida, Ike Davis y Mary Wilke pasean al perro Waffles por la calle 58 hasta Sutton Square. Se sientan en un banco y, mientras comen y conversan, contemplan el Queensboro Bridge sobre el East River de New York. De fondo suena “Someone to Watch Over Me” de Gershwin.
It is almost dawn and the scene has a nearly perfect feel of light and beauty to it. Mary and Ike, their backs to the camera, are sitting on a bench looking out over the water. Waffles is curled up at their feet.
MARY (Contentedly) Isn’t it beautiful, Ike?
IKE Yeah, it’s really—really so pretty when the light starts to come up.
MARY Oh, I know. I love it.
IKE Boy—
MARY Hm.
IKE (Sighing) —this is really a great city. I don’t care what anybody says. It’s just so—really a knockout, you know? It’s—
MARY (Interrupting, sighing) Yeah. I think I better head back. I have an appointment with Yale for lunch later on.
IKE (Sighing too) Hm.
They get up from the bench and wall; away. The music stops.
La Escena corresponde a ” Manhattan ” (1.979) de Woody Allen, donde los protagonistas saludan al amanecer desde un banco. El lugar se llama Sutton Square, al final de la calle 58. Este mismo lugar ha aparecido en otras trece películas, dos canciones y tres relatos.
Parece ciertamente que hay lugares que poseen espíritu. El genius loci romano o espíritu protector de un lugar. ¿Es ese espíritu el que nos hace atractivo el lugar o son las narrativas las que crean el espíritu?
Seguramente ambas se retroalimentan en un círculo virtuoso. En cualquier caso, el genius loci o la experiencia del lugar es una herramienta imprescindible para la proyectación del espacio público. Aunque Sutton Place es un lugar privilegiado por la presencia del agua, la perspectiva del puente, la vista sobre Roosevelt Island, la calma y tranquilidad de una calle sin salida, también lo es por las múltiples historias que se acumulan en él como capas de una cebolla. Este rincón es objeto de deseo de decenas de turistas que quieren experimentar en persona las emociones de Ike, Mary e incluso Waffles. Dejarse poseer por el genius loci.
A día de hoy, la ciudad de New York está proyectando un parque lineal que juntaría los tres cul de sac de las calles 56 a la 58, reconociendo así el interés urbanístico, paisajístico y social de este enclave.
El nuevo diseño modificará las condiciones actuales tal como se ha ido modificando el espacio desde los días de 1979 en que se filmó Manhattan o desde el lejano 1909 cuando se completó el puente. También eso forma parte de la experiencia del lugar, poder sumergirse en el relato, investigar el lugar, recorrerlo física o virtualmente, hacer arqueología emocional, alimentando así el genius loci.
Por cierto, no hubo nunca banco en ese lugar exacto. Lo llevaron de la producción de la película especialmente para rodar esa escena.